G. White Elena |
José y María eran judíos, y seguían las costumbres de su nación. Cuando Jesús tuvo seis semanas, le llevaron al templo de Jerusalén para presentarle al Señor.
Eso estaba en armonía con la ley que Dios había dado a Israel, y Jesús debía ser obediente en todas las cosas. Por tanto, el Hijo de Dios mismo, el Príncipe del cielo, nos enseña por su ejemplo que debemos obedecer.
Sólo el primogénito de cada familia era presentado así en el templo. Esta ceremonia se hacía para conmemorar un suceso de tiempos muy remotos.
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