G. White Elena |
Me Han sido mostradas las iglesias que están esparcidas en diferentes localidades, y se me ha indicado que su fuerza depende de su crecimiento en utilidad y eficiencia... En todas nuestras iglesias debiera haber escuelas, y en éstas, maestros que sean misioneros. Es esencial que éstos estén preparados para desempeñar bien su parte en la obra importante de educar a los niños de los observadores del sábado, no sólo en las ciencias, sino en las Escrituras. Estas escuelas, establecidas en diferentes localidades, y bajo la dirección de hombres y mujeres temerosos de Dios, según lo exija el caso, deben fundarse sobre los mismos principios en que estaban edificadas las escuelas de los profetas.
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