Antoni Robert |
Para una joven viuda de la isla de Corpus Christi, la alianza entre Gran Bretaña y los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial significó la llegada de militares americanos a las colonias, que se alojaron en su pensión. Muy pronto se dio cuenta de que los apetitos de los soldados se dirigían hacia frutos de la isla mucho más tentadores y provocativos que los que ella servía en su mesa. Y, para mantener a sus jóvenes lejos de los burdeles y de las manos codiciosas del jefe de la policía, los alimentaba cada noche con cuentos que mezclaban de manera muy seductora el exótico pasado del Caribe con un presente decididamente más picante.
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