Allende Isabel |
La estatua del dragón de oro permanece oculta en un reino pequeño y misterioso enclavado en la cordillera del Himalaya. Según cuenta la leyenda, ese magnífico objeto, un poderoso instrumento de adivinación incrustado de piedras preciosas, preserva la paz de esas tierras, una paz que, por la codicia en el alma de los hombres, puede verse perturbada.
La autora nos invita a seguir las peripecias de los protagonistas en la belleza desnuda, limpia, de las montañas y los valles del Himalaya y descubrir el valor y la sencillez de las enseñanzas budistas.
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